Del juego a la performance: ser culo de mal asiento

 

LA SILLA está presente en el día a día en nuestras aulas. Pero, ¿somos capaces de distanciarnos de este objeto más allá de la utilidad de “tomar asiento” y utilizar la silla como artefacto creativo en la clase? El marco de acción de este taller aborda a modo de proceso creativo, el arte y sus múltiples manifestaciones contemporáneas a partir del movimiento y el juego, la improvisación y la creación de una instalación artística, y la búsqueda de las posibilidades en torno al arte de acción. Lo maravilloso del arte está en esa capacidad de mirar las cosas más simples de la vida cotidiana desde otra perspectiva, tomar objetos cotidianos y convertirlos en un hecho artístico que nos permita cuestionar las arquitecturas de poder, y como “ser culo de mal asiento” puede situar al cuerpo en el centro del aprendizaje.

 

El 22 de noviembre de 2019, participamos Marta Arévalo y yo (tándem educativo) dentro la programación de Aprendanza, un encuentro anual de educación en movimiento organizado por gente muy bonita del proyecto LOVA.

La Casa Encendida nos abrió sus puertas, una tarde lluviosa que invitaba a quitarse los zapatos antes de entrar a la sala.

Una instalación de sillas amontonadas en el centro de la sala, y otra contrapuesta, era la estampa que las participantes se encontraban al entrar. ¿Caos? ¿desorden? ¿desigualdad? 

 
 

Entraron en la sala prudentes, atentas, esperando indicaciones de dónde colocarse. Marta y yo, dábamos la bienvenida silenciosas. Sentadas sobre nuestras rodillas alrededor del foco de la escena.

Una vez sentadas de manera improvista en círculo, cruzamos miradas, hablamos sin palabras.

Me levanto, –digo, 1-, doy un paso -2-, cojo una silla mientras digo -3-, alguna persona dice -4-, la coloco en el suelo -5-, me pongo encima y miro fijamente a una persona, me hago una bola -6-,…otra persona dice -7- (…) -16-. Se levanta Marta -17-, da un paso -18-, coge otra silla -19-, se sienta, da un giro -20-. Algunas personas juegan, intervienen, levantan su culo del suelo, sutilmente continúan con la numeración. Se respira incertidumbre, extrañamiento. Se cae la acción. FIN. (acción inspirar en Esther Ferrer)

Cada persona coge una silla de la instalación y la ubica en un lugar. Debemos encontrar un equilibrio espacial entre todas las personas. Proponemos el juego de ocupar la silla libre. La dinámica es sencilla. Una persona se la queda, su objetivo es sentarse en la silla libre, para ello, el resto de personas deberán moverse de silla en silla para evitar que la persona que se la queda, se siente. 2 reglas: no vale correr, una vez que levantes el culo de la silla, no vale volver a sentarse en la misma silla. Este juego nos permite conocernos, generar una escucha activa en el grupo, reir, disfrutar, y ¡jugar! para despertar esa/e niña/o interior que tenemos a veces dormida/o.

Cada persona en su silla, ponemos la mirada hacia adentro, en los puntos de contacto de nuestro cuerpo con la silla, el cuerpo cede, movimiento libre, consciencia. Suena Sensitive de Jean du Voyage. Te invito a cerrar los ojos y a vibrar.

 
 

Por grupos, comenzamos a trabajar en la creación de una instalación artística con las sillas.

Paseamos observando las creaciones.

Pasamos a imitarlas con los cuerpos.

El encuentro con los cuerpos, el contacto, las miradas abrió el paso a reflexiones entorno a la celeridad dentro de los procesos educativos, el equilibrio-desequilibrio, las jerarquías frente a la idea de comunidad.

Este taller bebió de las experiencias de las participantes, la subjetividad de los procesos educativos, las representaciones simbólicas y los imaginarios sobre los mismos.

 









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